En las transferencias de futbolistas a nivel mundial se manejan cifras millonarias en dólares, y no para la compra de Messi. Esto lleva a que comúnmente escuchemos la expresión: “acá están lavando plata”.
El término formal es “lavado de activos” y surge en Estados Unidos, ante la presencia de las primeras mafias organizadas, siendo Al Capone el más conocido, las cuales instauraron cadenas de lavaderos como “pantallas” para disfrazar sus ingresos ilícitos.
Podemos afirmar que el objetivo de esta actividad es ingresar fondos obtenidos de manera ilícita al sistema financiero, ocultando su verdadero origen, dejándola “limpia”.
Esta tarea de “limpieza” cuenta con 3 etapas, que a solo efectos de ejemplificar, asociaremos con la compra de un deportista:
Colocación: esta es la etapa más difícil, consiste en ingresar los fondos ilícitos al sistema, ya sea este financiero o no financiero. Hagamos el supuesto que el dinero obtenido de venta de drogas en Colombia es depositado en un banco Europeo.
Diversificación: una vez que el dinero ingresó, lo convierto en una inversión legítima, en nuestro ejemplo, la compra de varios jugadores de distintos equipos.
Integración: una vez que el dinero se encuentra en el sistema financiero, rastrearlo resulta más difícil y el resultado por la venta de este nuevo activo es legítimo. En nuestro ejemplo, la futura venta de alguno de esos jugadores ya no va a generar sospechas sobre la proveniencia de los fondos.
Con el objetivo de evitar las diversas formas de lavado de activo, se han creado organismos que han desarrollado procedimientos que permitan identificar y controlar estas actividades. Los más importantes organismos que regulan esta actividad son la ONU, GAFI: Grupo de Acción Financiera Internacional y GAFISUD: Grupo avocado a la actividad financiera en Sudamérica. (A quienes encuentren interesante el tema, naveguen por estas páginas 1, encuentran desde ejemplos reales de lavado de activo, hasta los más buscados por las autoridades internacionales)
Estos procedimientos han ido evolucionando de acuerdo a la casuística surgida (hecha la ley, hecha la trampa) y los diferentes países se han plegado a esta necesidad. Los sujetos obligados a aplicar estos procedimientos han ido creciendo gradualmente, inicialmente eran solo instituciones financieras, hoy en día, alcanza a profesionales, tales como escribanos y administradores de sociedades.
Pero la pregunta que permanece es: ¿cuál es el la consecuencia de la aplicación de estos procedimientos? y la respuesta parece simple, identificar a aquellos que llevan a cabo estas actividades ilícitas, purgar el sistema financieros de dinero proveniente de narcotráfico o prostitución, entre otras.
Para alertar a las diferentes autoridades que controlan estos procedimientos, en el caso de Uruguay el Banco Central del Uruguay, se han creado los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS), que son pequeñas alertas enviadas a dichas autoridades diciendo que tal o cual operación de dinero es sospechosa.
Desde la instauración formal de estos reportes, su volumen se ha incrementado año a año, solo en Uruguay el aumento fue de un 359%. Sin embargo, lo importante de estos reportes, no es cuantos son enviados, sino cuantos terminan en causas penales y posibles condenas. Por ejemplo, en Estados Unidos el porcentaje de condenas es de un 0,18%, en Australia un 2,4%, en España un 0,48% y en Uruguay, no hay condenas y tan solo un 5,4% llegan a juzgado.
Si bien esta iniciativa ha resultado útil para proporcionar a los estados mayores herramientas de análisis, debemos evaluar y considerar cuan eficaz ha resultado en el logro de sus objetivos. Mientras tan solo un ínfimo porcentaje termine en forma de condenas, a nivel popular se seguirá afirmando “acá están lavando plata”.
[1] http://www.fatf-gafi.org/