En esta oportunidad nos detendremos en reflexionar sobre los efectos que la política genera en el Sistema Tributario y en su transparencia fiscal.
Cómo es sabido, el objetivo principal que tiene un Sistema Tributario es recaudar los ingresos necesarios para financiar el gasto público. Por lo tanto, definido un nivel de gasto, es menester que el Sistema Tributario aporte los ingresos para financiarlo. Si bien los Estados pueden tener otras fuentes de ingreso (Ej. Canal de Panamá para Panamá, represa Itauipú para Paraguay, Cobre para Chile o petróleo para países petroleros), en el caso de Uruguay la fuente más relevante son los tributos, que representan aproximadamente el 90% de los ingresos del Estado.
Por lo tanto, concomitantemente con la fijación del nivel de gasto que tendrá el Estado se debe establecer la fuente de financiamiento. Si bien el presupuesto es preparado por el Poder Ejecutivo y aprobado por el Parlamento, en el proceso de elaboración, discusión y aprobación participan activamente organizaciones políticas y sociales, buscando que se apruebe el mayor presupuesto posible. Sin embargo, en los hechos, la responsabilidad sobre la financiación del gasto, y las consecuencias políticas, recae casi exclusivamente sobre el Poder Ejecutivo.
Desde un punto de vista conceptual, es recomendable que el Sistema Tributario además de obtener los ingresos y buscar la equidad, tanto horizontal como vertical, busque la sencillez y la transparencia.
Ahora bien, a medida que el gasto público aumenta, deben aumentarse los ingresos del Estado para financiarlo, lo que implicará en la mayoría de los casos una mayor presión tributaria. Por otro lado, a medida que aumenta la presión tributaria, se incrementan las consecuencias políticas.
Como consecuencia de lo anterior, existe un incentivo para obtener ingresos por otros medios o si se obtienen por el Sistema Tributario que estos no sean “percibidos” por la población.
A modo de ejemplo, tenemos las tarifas públicas (cuando las empresas son monopólicas) o ajustes al Sistema Tributario que no impliquen creación de nuevos impuestos o aumento de tasas nominales.
La transparencia fiscal implica tener un Sistema Tributario donde se establezca claramente a quien se está gravando y que dicho gravamen no se realice por medios oblicuos.
Dado lo anterior, si para financiar el gasto público se aumentan (o no se reducen) las tarifas públicas (de empresas monopólicas), parte del precio que se está pagando por el servicio es un “tributo” “encubierto”. Lo anterior, le quita transparencia al sistema, no solo por no saber que importe del precio es en los hechos un “tributo”, sino porque el mismo es recaudado en forma oblicua a los contribuyentes.
Si se opta por modificar el Sistema Tributario, sin crear impuestos o sin aumentar las tasas nominales, también se puede estar afectando la transparencia del sistema.
En efecto, se estaría aumentando la tasa efectiva de los tributos que pagan los contribuyentes y por ende aumentando la recaudación, pero de una forma oblicua.
Sin embargo, en este caso, es probable que también se afecte la sencillez del sistema. Sencillez que también se puede ver afectada en el caso de creación de tributos para sectores particulares de poca recaudación relativa.
En la próxima entrega comentaremos algunos cambios introducidos en los últimos años al Sistema Tributario Uruguayo, que han afectado tanto a su transparencia como a su sencillez.