¿Cuántas veces nos sorprendemos cuando le ofrecemos a un joven de 21 años la posibilidad de ingresar a una empresa de trayectoria, en un puesto acorde con lo que estudia, con grandes posibilidades de desarrollo profesional y dicho joven rechaza la oferta porque no quiere trabajar tantas horas o porque la empresa le queda lejos de la facultad o de donde vive? Actualmente esta situación es muy frecuente para quienes realizamos selecciones de personal. Aunque estamos formados en el área, a veces nos es difícil comprenderla y más difícil resulta de entender por quienes lideran las organizaciones.
Los cambios sociológicos, tecnológicos, económicos y culturales han llevado a que en una misma empresa convivan generaciones diferentes. En el ejemplo mencionado el joven de 21 años pertenece a la Generación Y (nacidos en la década de los 80 y 90), posiblemente quien realiza el proceso de selección ronde los 40 (Generación X, nacidos a mediados de los 60 y 70) y el Director de la empresa tenga 60 años aproximadamente (Generación Baby Boom, nacidos en el 50 hasta mediados del 60).
La Generación Y domina la tecnología, no concibe la realidad sin la misma y esto determina su percepción de inmediatez sobre las cosas, del “ya”. Es una generación a la cual no se le puede hablar de paciencia, laboriosidad y procesos, sino de resultados.
Busca un gran equilibrio entre su vida personal y laboral, considera que el trabajo no es su vida, sino parte de ella. La motivan los trabajos que ofrecen flexibilidad, ya que esto le permite actuar con autonomía y conciliar los distintos aspectos de su vida.
¿Qué relación tiene esta generación con la autoridad? Tenderá a establecer una relación de cortesía, no de respeto, admiración o amor/odio. Se siente cómoda cuando la Dirección imprime un estilo de comunicación fluida y abierta, donde se premie la iniciativa.
Por otra parte, esta generación, está permanentemente conectada con otras personas a través de redes sociales, por lo que posee apertura mental y se siente motivada por los cambios y la posibilidad de viajar.
Dadas las características mencionadas, parecería quedar claro que a los jóvenes de la Generación Y los mueven valores de corte más individualista y exigente en cuanto a lo que esperan recibir por parte de la empresa.
Entonces, desde la perspectiva del empresario, ¿por qué y cómo tratar de ser atractivos para esta generación? En primer lugar porque sí o sí los jóvenes que incorporamos a nuestras empresas pertenecen a dicha generación, por lo que es un imperativo tratar de comprenderla, y además porque realmente pueden aportar gran valor a las organizaciones. Esta generación refleja en gran medida cómo se mueve el mundo hoy en día, su dinámica y sus reglas de funcionamiento, por lo que nadie mejor que ellos para poder lograr un buen posicionamiento en el mercado y sostenibilidad en el mismo.
Por otro lado, ¿cómo hacemos para que la Generación Y nos elija a nosotros? Realizando una oferta laboral que respete lo máximo posible los tiempos personales, que habilite a aprender, a trabajar en forma autónoma, por resultados y que valore la iniciativa. Es en la gestión que hagamos de esta diversidad generacional que está la posibilidad de que agreguemos valor a la empresa. Sobre todo es importante la capacidad que tengan los líderes de una organización de comprender los valores y motivaciones de la Generación Y, que son diferentes a los de sus predecesores.