En el siglo pasado la informática era considerada una mera herramienta para mecanizar los procesos administrativos de las empresas, y de este modo la responsabilidad sobre los sistemas informáticos recayó principalmente bajo los departamentos de contabilidad y finanzas, considerando la informática como un gasto más que debía contemplarse en los resultados de las sociedades.
En el presente, la informática y en general la totalidad de las tecnologías de la información y sistemas de telecomunicaciones, deben visualizarse no como herramientas de mecanización sino como herramientas de mejora de todos los procesos del negocio, tanto los administrativos como los existentes en cualquier ámbito de la organización, en sus relaciones internas con sus empleados y socios, y en sus relaciones externas con clientes, proveedores, interesados y el mundo en general, pues en la sociedad de la información actual no se concibe una empresa aislada y que no esté presente en los medios sociales.
Este cambio de paradigma tiene importantes consecuencias, como por ejemplo que la informática ya no es siempre un gasto o un mal que la organización tiene que sufrir, sino que es inversión orientada a proteger y a expandir el negocio. Así mismo, las TI deben estar presentes y desde el principio en cualquier decisión de negocio, con el objetivo de planificar, prever y anticipar las necesidades, evitando actuar de forma correctiva y realizando inversiones en TI que impactarán significativamente en el negocio simplemente por precio, como si estas fueran gasto.
Ante este importante reto, las organizaciones tienen distintas alternativas y lamentablemente, la mayoría de ellas erran en el medio para conseguirlo, o simplemente no son conscientes de ello.
Por un lado, las TI en España y a diferencia de la mayoría de países de nuestro entorno, se minimizan en exceso. La informática es fácil, todo el mundo sabe de informática, de telefonía y de Internet, ya que todo el mundo es un usuario cada vez más avanzado en el ámbito doméstico y se asume que la implantación de una solución de TI en una empresa no será mucho más complicado que por ejemplo bajarse en casa un video de YouTube. Hasta un niño puede hacerlo.
Por otro lado, la informática es uno de los sectores con más intrusismo profesional. Seguramente, el que más. Desde técnicos informáticos con autoformación o formación insuficiente pero que prestan servicios informáticos a empresas, hasta empresarios que proviniendo de otros sectores o disciplinas de conocimiento, establecen empresas de servicios informáticos, con conocimientos empresariales pero sin formación o suficiente conocimiento tecnológico para tomar las mejores decisiones para asesorar a sus clientes en el actual mundo digital, complejo y cambiante.
De este modo, cuando una organización va al mercado a buscar soluciones informáticas, comete un primer error, que es el de buscar una solución, una herramienta tecnológica, para una necesidad en concreto sin haber alineado previamente sus requisitos de negocio y puede cometer un segundo error, ya que es muy probable que no dé con el mejor profesional para que le asesore correctamente.
En organizaciones de gran tamaño, estos problemas no es normal que sucedan, puesto que tienen un director de TI debidamente formado, que participa de las decisiones de negocio y disponen de protocolos de acreditación de la calidad de sus proveedores.
En organizaciones pequeñas, no existen grandes o complejas necesidades, y pueden vivir sin preocuparse en demasía de estos temas, aunque un buen proveedor de servicios informáticos es necesario.
Sin embargo las organizaciones medianas, se encuentran en la posición más difícil, ya que se enfrontan a necesidades similares a las de una gran organización pero disponen de menos medios y menor cultura acerca del papel y la importancia de las TI en sus negocios.
Este hecho es acrecentado en cuanto a que la mayoría de estas organizaciones, aunque son conscientes de los cambios en las formas de los negocios y en su relación con la sociedad, siguen considerando las TI como una herramienta de mecanización, y normalmente las siguen manteniendo bajo el control de un responsable financiero o, en algunos casos, bajo la dirección general de la compañía, pero sin que la organización sea consciente de que no dispone de los conocimientos necesarios en TI que le permita tomar las mejores decisiones alineadas al negocio y que estas decisiones no pongan en riesgo aspectos importantes en seguridad de los sistemas de información, y que pueden tener importantes consecuencias legales o aspectos que pueden comprometer la continuidad del negocio.
Expresado de otro modo, si parece razonable pensar que el director financiero de una organización deba tener sólidos conocimientos en contabilidad, debe parecer razonable que el director de TI o aquel que toma decisiones en TI, tenga sólidos conocimientos en TI, con amplia formación de base en disciplinas tecnológicas y con la formación continua específica que el mudo digital nos impone, con los continuos e importantes cambios que cada vez se suceden más rápidamente. Así mismo, el director de TI debe tener también formación o experiencia de negocio, lo que le permitirá conseguir el objetivo de alinear soluciones tecnológicas a necesidades de negocio.
Para ayudar a estas organizaciones de tamaño medio que no pueden costearse un director de TI con el perfil profesional adecuado, existe la figura del asesor externo en TI, que desde Auren ofrecemos en la intensidad que cada organización requiera, y con la función de complementar los conocimientos no existentes en la empresa y ayudarla a organizar sus TI, de forma integrada como parte importante del negocio y permitiendo a estas organizaciones a vivir y desarrollarse en el siglo XXI con mayor confianza y éxito.
F. Xavier Sala i Leseduarte, Socio Director de Consultoría en TI Auren
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