El valor de una empresa en funcionamiento no se encuentra en uno o varios elementos de su patrimonio, sino en su capacidad futura para generar excedentes de liquidez.
Los balances dicen muy poco de esa cuestión y, de hecho, la mayoría de esa capacidad reside -más bien- en las cuentas de resultados
Recientemente, un colega abogado me pedía consejo para la valoración de una empresa de maderas nobles. “Necesito un especialista en valoración de empresas con gran conocimiento de maderas nobles”, me comentaba. Yo le contesté que las únicas maderas nobles que conocía son las de algún mueble que otro que tengo en el salón.
Para nada me sorprendió esta solicitud, es un error muy común cuando se piensa en valor de una empresa. De forma indirecta, creo que mi colega estaba pensando en el valor de liquidación de la empresa. La deformación contable – legal nos lleva a pensar que el valor de una empresa es su valor patrimonial, es decir, la diferencia entre sus activos a valor de venta en la actualidad y sus deudas reales.
Asociar el valor de una empresa en funcionamiento a su valor patrimonial supone, por un lado, que la estamos haciendo morir, que la liquidamos. Por otro lado, es, sin duda alguna, una minusvaloración de los activos reales y las capacidades de la empresa. Al hacerlo es exactamente igual que si un antiguo agricultor valorase su caballo de carga por su poder de nutrir la tierra a su muerte y no en función de su capacidad para arar el campo. Los activos contables en sí mismos no son especialmente relevantes a la hora de valorar una compañía, lo son en función de que estos activos sean capaces de colaborar en la generación de tesorería.
Sin tesorería generada, el motor de la empresa, que no es otro que su cuenta de resultados se ve obligado a parar; la empresa no tiene actividad y, por tanto, la salida final es la liquidación de activos para pagar sus deudas (que habitualmente no puede y por tanto se produce la pérdida del capital invertido por el empresario). En consecuencia, los elementos generadores de valor están íntimamente asociados con aquellos aspectos que generan liquidez libre, es decir, aquella liquidez que podemos utilizar para remunerar a los que financian el negocio de forma permanente (Entidades financieras y Propietarios), sin riesgo de descapitalizar nuestra compañía.
Fundamentalmente:
En definitiva:
Ahora creo que todos ustedes entienden por qué no es tan relevante el valor de las existencias de maderas nobles. Lo es, aquello que podemos hacer con ellas para generar excedentes de liquidez.
Fernando Alvarez, Socio Auren Corporate