En ocasiones, las compañías se ven abocadas al concurso de acreedores debido a su situación de insolvencia. Esta situación se da en empresas no viables, pero también en empresas económicamente viables, que presentan desequilibrios financieros. Estos pueden deberse a una inadecuada estructura de capital (mucha deuda y pocos recursos propios) o a un desequilibrio entre el pasivo a largo plazo y el pasivo a corto plazo (la sociedad debe pagar a sus acreedores a un ritmo que la generación de caja del negocio no es capaz de proporcionar). El concurso de acreedores es el proceso legal que regula la forma en que se liquidan las empresas inviables (primer caso) y que sirve para buscar una solución a los desequilibrios financieros (segundo caso).
Se trata de un proceso complejo que ha ganado especial notoriedad pública en el contexto de la reciente crisis financiera. El regulador ha tratado de abordar en sucesivas reformas legislativas las limitaciones de la normativa en vigor, mejorándola y tratando de adaptar la misma a la realidad de las empresas, con objeto de que la ley concursal fuera más útil.
En nuestra actividad como asesores financieros en procesos de fusiones y adquisiciones, en ocasiones asesoramos en procesos de compraventa de empresas (o unidades productivas) en el contexto de un concurso de acreedores. Este artículo recoge algunas reflexiones -sin ánimo de exhaustividad, ni mucho menos- sobre la experiencia acumulada en este tipo de operaciones.
En primer lugar, según ya decíamos antes, se trata de un proceso complejo, debido a varios factores:
El corolario de todo lo anterior es que, cuando la empresa o el fondo A deciden entrar en un proceso de compra del negocio de la empresa B, que está en concurso de acreedores, el resultado es más incierto e imprevisible -si cabe- que si la operación se desarrollara si la empresa B no lo estuviera o todo ello ocurriera antes de que entrara en concurso.
Si ello es así, ¿qué es lo que mueve a un potencial comprador a interesarse por una empresa o un negocio que se encuentra en concurso? La respuesta no es otra que la existencia de un elevado potencial de creación de valor.
En situación de normalidad de comprador y vendedor, los términos de una posible operación son razonablemente estándar y la generación de valor vendrá dada por factores como las sinergias, el impacto de un nuevo equipo directivo, aspectos en absoluto irrelevantes pero sí “marginales” en comparación con el valor del negocio de base o previo a la operación corporativa.
Sin embargo, en la compra de una compañía en concurso, el potencial de creación de valor se agranda significativamente, por varios motivos:
En resumen, las dificultades e incertidumbres de adquirir una empresa en concurso tienden a ser mayores que en una operación “normal” pero si se llega a tiempo, se dan las circunstancias propicias y el precio es razonable, el atractivo potencial de este tipo de operaciones es muy alto para los compradores.
Sergio Cerdán García, Socio de Auren Corporate