Los inicios de la aplicación práctica del Blockchain se remontan al año 2008 cuando surge el “bitcoin“. Esta tecnología permite elaborar cadenas de bloques protegidas criptográficamente de forma que nadie las puede manipular, en clara referencia a su nombre, se asimilan a las grabaciones en piedra que pueden soportar inmutables el largo paso del tiempo.
“Blockchain, smartcontracts”, son términos que desde hace unos años están presentes en los medios pero cuya implementación está muy lejos de exprimir todo su potencial, de lo que no cabe duda alguna es de que la tecnología “blockchain” ha venido para quedarse.
La industria agroalimentaria debe hacer frente cada vez más retos, los consumidores son muy exigentes ( tienen acceso a toda la información y de forma inmediata)y las normas regulatorias son cada vez más restrictivas, persiguiendo no sólo una producción sostenible y respetuosa con el medio ambiente, sino el poder ofrecer al consumidor mayores garantías sobre los alimentos; bien sea sobre su trazabilidad, origen orgánico, caducidad, la correcta aplicación de las medidas de conservación, etc… la casuística es múltiple y variada.
En este sentido, productores y distribuidores buscan ofrecer productos que reúnan tales requisitos y garantías diferenciándose así de sus competidores. Las grandes empresas deben evitar cometer irregularidades, no en vano, un fallo de un pequeño proveedor puede afectar a las ventas mundiales de una multinacional del sector.
Si bien en muchos casos es difícil poder demostrar que un producto tiene el origen, la trazabilidad y el esmero por el cuidado que se promete, es en este punto donde el “blockchain” y los “smartcontracts” pueden ofrecer soluciones a medida.
Los “smartcontracts” son contratos inteligentes capaces de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, de manera autónoma y automática, sin intermediarios ni mediadores mediante la utilización de la tecnología “Blockchain”.
Mediante el uso de este tipo de contratos, multitud de variables sobre la calidad alimentaria pueden ser monitorizados; la trazabilidad del origen, los tiempos de transporte y de frio, el cumplimientos de políticas de comercio justo, etc… se registran de forma automática y completamente transparente, haciendo posible constatar el estado en el que el producto se ha mantenido desde su obtención , el precio pagado al agricultor e incluso si las características del producto se ajustan a la denominación de origen que afirma poseer el mismo.
Existen productos especialmente sensibles como el alcohol, se calcula que el 30% del alcohol vendido en todo el mundo es falso, con esta operativa no sólo se causan cuantiosos perjuicios económicos sino que se pone en juego la salud pública .
Los desarrolladores tecnológicos están innovando continuamente, y frente a los mecanismos tradicionales de detección de este tipo de fraudes (precinto fiscal, olor o precio), la tecnología “blockchain” ha hecho posible crear etiquetas con trazabilidad digital que ayudan a combatir estas conductas.
“Blockchain” será un jugador fundamental para agilizar los procesos e incrementar la confianza en el sector agroalimentario y aunque es una tecnología que en sus inicios parecía muy lejana, dentro de pocos años será el estándar para aquellas empresas que quieran liderar el sector.
Manuel Cortés Rubira, Socio de Abogados y Asesores Fiscales de Auren