El Capital Riesgo multiplica el valor de la empresa familiar

19/12/2016

En muchas de las ocasiones que hablamos con nuestros clientes nos encontramos los mismos “clichés» con respecto a los mal llamados fondos de capital riesgo (en el extranjero los llaman capital privado –“private equity»–), por parte de empresarios españoles.

Las opiniones van desde que son unos tiburones que van a despedir a todo el personal para maximizar los beneficios, hasta que pagan muy poco dinero por las compañías en las que invierten. No vamos ahora a decir que nunca han tomado decisiones desacertadas o que les gusta comprar barato y vender caro. ¿A quién no?

Pero es cierto que al igual que estos años de crisis han servido para limpiar muchas empresas zombis que no tenían un modelo de negocio sostenible y mal financiadas, también es cierto que ha “limpiado», o por lo menos han cambiado de estrategia, fondos que basaban su ganancia únicamente en el apalancamiento y la diferencia entre los múltiplos de entrada y salida, y ahora van más dirigidos a intentar introducir mejoras operativas. Por estos motivos, ahora también son más exigentes en cuanto a la selección de las compañías en las que invierten ya que no depende tanto de ellos el ganar dinero sino de que la compañía evolucione mejor que lo está haciendo cuando compran.

Los fondos no son buenos compañeros de viaje para todo el mundo. Pero sí que son un compañero de viaje ideal en muchas ocasiones, y hay que saber encontrar cuáles son esas situaciones.

Hoy en día nos estamos encontrando con empresarios ya se encuentran al final de su ciclo profesional y que a pesar de haber pasado estos últimos años de crisis y estar cansados, todavía les quedan unos buenos años por delante. Tanto si tienen sucesión en la empresa como si no, se dan cuenta que crecer o consolidarse solos, es difícil. No quieren “arriesgar» durante los últimos años de su carrera ni dejar la sociedad endeudada para sus sucesores. Por otro lado, saben que el no hacer nada es peligroso ya que la competencia está muy alerta y que la compañía no puede pasarse los próximos años en el limbo. Los clientes requieren que acometamos inversiones y que les acompañemos en su crecimiento internacional y nuestros competidores cada día son más grandes, competitivos y globales. Por lo que no hacer nada, no es una opción.

En estas situaciones un fondo es un magnífico aliado para los próximos años. Los motivos que para nosotros nos parecen claves son:

  • Los precios a los que se están valorando las compañías ahora son precios buenos. Probablemente al vendedor le parecerán bajos, pero no lo son. Además, no vamos a vender el 100%, vamos a vender un porcentaje sea mayoritario o minoritario hay fondos que quieren acompañar en el crecimiento de la compañía.
  • El porcentaje que mantenemos en nuestro poder va a revalorizarse mucho más que si estamos solos y al final, la media entre lo vendido al principio y al final compensará con creces. El fondo, a diferencia del empresario, ya sabe cuando entra que tiene que vender en unos años. El empresario decidirá si prefiere vender con el fondo o si por el contrario prefiere o quedarse o ceder las acciones restantes a sus herederos. Lo que está claro es que ahí es donde se va a producir la verdadera revalorización. Son especialistas en comprar, pero lo son más en vender. Conocen las palancas para maximizar el valor de la compañía y llevan años pensando en como preparar una compañía para vendérsela a quien más va a pagar por sus participaciones.
  • Si la compañía no requiere de grandes inversiones para el futuro, siempre se puede plantear una operación de cash in-cash out en la que el fondo compra acciones tanto del propietario y además acude a una ampliación de capital. Esto les da tranquilidad a los accionistas de cara al futuro al diversificar riesgos y no tener todo “apostado» a la carta de la empresa.
  • Van a ayudar a profesionalizar la compañía y a hacerla más eficiente, productiva y rentable. Precisamente lo que significa crear valor para el accionista. Las decisiones se tomarán en conjunto y con el visto bueno de los accionistas y en muchas ocasiones todas estas cuestiones se pactan antes de la entrada del fondo en la compañía en donde habrá que redactar un buen pacto de accionistas.

Es cierto que los fondos buscan compañías con proyecto, con equipo y con ventajas competitivas, pero hoy en día y tras estos duros años, hay muchas posibilidades de que tu empresa sea una de las que están buscando.

El tamaño importa y mucho, pero solo cuando el fondo está considerando su primera inversión en el sector. Muchas veces los fondos nos llaman para hacer crecer sus participadas vía compra de otras compañías más pequeñas, locales o de nicho y ahí el tamaño no es problema. Hay que saber que participadas de los fondos están con estrategia compradora y esta información no suele ser publica por lo que es preciso contar con la ayuda de un asesor.

Por estos motivos consideramos que el incorporar un fondo en el capital es muy positivo para el crecimiento de las compañías y para maximizar el valor de los accionistas y, si no se decide vender cuando salga el fondo, dejar a los descendientes una compañía mucho más competitiva y rentable que cuando entró.

Javier Plana, Socio Corporate

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