A finales del siglo XX, tras la explosión de Internet, muchas voces de gurús y teóricos de distintos campos de conocimiento previeron lo que hoy en día llamamos transformación digital. En sus predicciones se equivocaron poco, sólo en que el auge de Internet y la trasformación de nuestra sociedad se ha alcanzado en un tiempo mucho menor al previsto.
Entonces ya se pronosticó el cambio de paradigma de los negocios. Las superficies comerciales se convertirían en empresas de telefonía. Las empresas de telefonía en empresas de televisión. O bancos en agencias de viajes, y tantos casos más. De hecho, algo así ya pasaba en menor medida, pero Internet permite que este cambio de paradigma esté al alcance de más y menores empresas. Hoy en día es una realidad que hemos asumido.
En 1995 sólo un 1% de la población actual tenía un acceso puntual a Internet. Actualmente se está en una cifra sobre el 45%, con conexiones prácticamente permanentes, y sólo si hablamos de humanos, porque a día de hoy se estima que existen ya 10.000 millones de cosas, sin contar teléfonos, ordenadores o tabletas, conectadas a Internet. En 2020 se estima que habrá 3 veces más cosas conectadas a Internet que humanos en el mundo.
Algunas de las predicciones de uso de Internet para el año 2020 y que se hicieron entre 2012 y 2015, hoy ya se han superado. El tráfico anual de Internet ha superado el Zettabyte (1 billón de Gigabytes), lo que ya se conoce como la era Zettabyte. Enviamos 2,5 millones de mails por segundo, o 1.000 millones de tweets en 1 día. Cifras espectaculares, que nos cuesta visualizar y comprender desde un punto de vista humano. A modo de ejemplo, un humano necesitaría 5 millones de años para visualizar los vídeos que sólo en un mes se suben a YouTube.
A medida que se incorporan nuevos usuarios a Internet, y en cuanto estos usuarios ya son digitales nativos, estos cambios se aceleran exponencialmente y la trasformación es más y más rápida. Ya no se trata de cuándo va a suceder, sino de cuándo ya ha sucedido.
Y uno puede pensar que esto es ocio, que a mi negocio no le afecta. Si piensas eso, reflexiona. Te afecta y te afecta mucho más de lo que piensas. Afecta a cualquier negocio, estés en el sector que estés y tengas la dimensión que tengas.
El año pasado, 2016, el sector del calzado en España realizó el 50% de sus ventas por Internet. A cualquiera que, pongamos en 2010, se le hubiera presentado dicha previsión, probablemente hubiera pensado que era una utopía, que una cosa es que las ventas en Internet crecerían, pero otra cosa distinta es que se vendería más por Internet que en tiendas. Y, además, estamos hablando de zapatos. Nos gusta probarnos unos cuantos pares antes de decidirnos, mirar y remirar, y luego compramos. ¿Cómo vamos a hacer esto por Internet? Lo harán sólo un puñado de frikis. Pues ha sucedido que alguien solucionó el problema. Te envían los zapatos a casa, todos lo que quieras, te los pruebas, los miras, y devuelves los que no quieres. Así de simple. Y se acabó ir a la tienda, donde después de dedicar tu tiempo en colas, no encuentras el modelo que quieres o tu talla. Y esta es la cuestión, ahora todo sucede más rápido, queremos gestionar nuestro tiempo como nos convenga, y nos compraremos los zapatos en casa y en el momento que queramos, sin estar sujetos a los tiempos o los horarios comerciales que nos impongan otros.
Si tienes una tienda de zapatos y simplemente esperas que tus clientes crucen tu puerta, quizá no te quede mucho tiempo, no venderás las cantidades que sí está vendiendo tu competencia, lo que te hará cada vez menos competitivo.
Y si no vendes zapatos, no tengas tampoco la percepción de que esta situación en tu sector no va a suceder. Tanto si eres un pequeño autónomo, una Pyme o un gran empresario. Las empresas ya no venden ni productos ni servicios, esto se acabó. Hoy en día las empresas venden confianza y/o información (contenidos). Para el producto que uno venda o el servicio que uno preste, habrá miles de organizaciones que harán lo mismo, en un mercado global hoy de 3.200 millones de personas que están conectadas a Internet, un mercado hoy de más de 25 billones de Euros. Así pues, o bien soy una organización que es capaz de vender la confianza necesaria en sus productos o servicios, o bien soy una organización que produce información, bien sean contenidos o bien sea información sobre la información, que es el nuevo mercado en auge actual.
El concepto transformación digital tiene una profundidad exhaustiva. Es reinventarse. Se estima que el 50% de los puestos de trabajo que existirán en 2025 a día de hoy no sólo no existen, sino que ni siquiera sabemos en qué consistirán. Lo que sí sabemos es que muchos de los puestos de trabajo actuales desaparecerán para dar lugar a nuevas profesiones que seguramente estarán relacionadas con la creación y divulgación de opinión y de inteligencia artificial.
A mediados del siglo XX, Allan Turing, el matemático que para muchos es considerado el creador de la computación, postuló que la inteligencia artificial se alcanzaría el día en que un humano no fuera capaz de distinguir si está conversando con otro humano o con una máquina. En mi opinión, este es el verdadero reto que se esconde detrás de la transformación digital de los negocios. Es la digitalización total, conseguir que cada negocio tenga inteligencia artificial para poder sobrevivir y crecer en un mundo interconectado con toma de decisiones inmediatas.
Así pues, el concepto de transformación digital no trata de ponerse a vender en Internet. Trata de digitalizar los negocios e integrarlos en la red, como una parte más de nuestra actual sociedad de la información, formada por humanos y por máquinas o cosas.
Uno puede pensar que determinados sectores no van a ser digitalizados, que siempre habrá un humano, especialmente en servicios profesionales. Sin embargo, no lo que es seguro es que no serán igual que hoy. Los bots, aplicaciones que tienen un comportamiento humano y en las que puedes conversar con ellas (hoy mediante un chat), ya son una realidad. Por ejemplo, existen bots mediante los cuales ya puedes llevar una contabilidad simple, a modo de control de ingresos y gastos sin necesidad no sólo de tener conocimientos contables, sino que no requieren contar con un humano que mecanice ni supervise estas transacciones. Por no hablar del SII, en el que ya presentamos impuestos sin intervención humana.
Lógicamente cada sector industrial o de servicios tendrá sus propias particularidades de digitalización, y no se puede generalizar. Debe estudiarse cada caso y aplicar las medidas oportunas que mejor se adecuen a las necesidades del negocio, considerando su cultura, su entorno y el sector en el que se encuentra.
La transformación digital implica la integración de las TIC en todos los procesos de negocio, por lo que necesitarás un verdadero experto no sólo en TIC, sinó también en procesos de negocio y otras disciplinas como márquetin digital, personas, seguridad…
Si en 1995 las predicciones sobre el cambio en los negocios parecían demasiado futuristas, pero se han evidenciado como ciertas, ahora no será distinto. Prepárate y ponte a digitalizar tu negocio antes de que sea demasiado tarde y tu competencia te sustituya.
F. Xavier Sala i Leseduarte, Socio Director de Consultoría en TI Auren
xavier.sala@bcn.auren.es